viernes, 6 de febrero de 2009

Todo por decir, nada que contar

Lo cierto es que en ocasiones buscamos respuestas y finalmente, nos damos cuenta que lo que hemos elegido mal, es donde indagar. Centrados en nuestra vida, nuestras torturas auto-impuestas, nuestros quehaceres diarios y nuestros cacaos mentales, nos perdemos un mundo exterior lleno de vida, luz y color. Si, aunque no salga el sol, puede haber luz. La luz puede surgir desde muchas vías, principalmente desde nuestro interior. El caso es dejar que se produzca, que emerja y finalmente irradiarla. Participando así de la magia, la magia de la vida, de la interacción y el crecimiento.
Llegado un punto en nuestra vida, tenemos la certeza de que ya no creceremos, siempre hablando en términos físicos-corporales, ya que psíquica y espiritualmente a día de hoy no existe un techo. Yo no quiero dejar de crecer en esa dirección, para ello debo dejar de perderme en caminos que sólo conducen a la frustración.

3 comentarios:

  1. La verdad es que cuando me casé contigo ya sabía que lo hacía con alguien especial, con un interior rico y maravilloso que cada vez que fluye yo llamo...tu corazón hippie.

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  2. Por eso eres "mi Louis". Un besazo.

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  3. Completamente cierto... y curioso que con lo sencillo que puede ser todo, solemos complicarnos nosotros mismos... Muchos besitus de vuestro olvidado de Las Palmas jijiji...

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